ELTANGO TE LLORA CARLITOS MARQUEZ
“Dos lágrimas sinceras derramo en mi partida por la barra querida que nunca me olvidó y al darles, mis amigos, mi adiós postrero, les doy con toda mi alma mi bendición…( “Adiós muchachos”)
El intérprete de tangos Carlos Márquez murió esta mañana a los 73 años. Después de lidiar con una tenaz y grave enfermedad, dejó de existir en una clínica de San Salvador de Jujuy, donde estaba internado desde el lunes pasado.
Nacido en Tafí Viejo, Tucumán, el cantante se instaló en Palpalá hace más de cuatro décadas, en busca del “sueño del acero” que en torno a los Altos Hornos Zapla, hizo de Palpalá un lugar para trabajar y vivir con dignidad. Ahí, entre el trabajo en la fábrica y una peña llamada El Fogón, fue convirtiéndose en el locutor y “cantor del pueblo” y sin duda en uno de los personajes más populares de la ciudad.
Su verdadero nombre fue José Adán Vázquez, pero antes de venir a Jujuy, cuando ya cantaba tangos y soñaba con una carrera artística, alguien le dijo en Tucumán que tenía que buscarse un seudónimo con más “gancho” tanguero.
Así fue que primero se presentó como Juan Carlos Márquez y después como Carlos Márquez.
Grabó cinco placas y llevaba con mucho éxito un ciclo por Radio Universidad de Jujuy: “Atardecer de Tango”, donde hacía todo un despliegue de la bohemia tanguera cuando la noche caía sobre la ciudad. El espacio fue también una oportunidad para hacer docencia sobre los autores e intérpretes, que Márquez manejaba con una solvencia asombrosa.
Su presencia, durante varias décadas, fue constante en las peñas y boliches de Jujuy, pero también se proyectó hacia otras provincias. Una de sus últimas actuaciones fue en el Ciclo “Viernes de Café” de la Municipalidad de Palpalá, en diciembre pasado, y en una peña de la capital jujeña. Ni siquiera el sufrimiento por la penosa enfermedad que lo aquejaba, pudo mellar su enérgica y vibrante forma de sentir y hacer el tango.
Márquez cuidó con incansable y extraordinario amor el fuego sagrado de la canción ciudadana, la hizo apreciar y querer en todos los ámbitos en los que pudo y por eso, con justicia, hoy todos aquellos que en Jujuy luchan por la supervivencia de la música argentina por antonomasia, lo lloran con sincero dolor.
(Fuente: El Libertario)
“Dos lágrimas sinceras derramo en mi partida por la barra querida que nunca me olvidó y al darles, mis amigos, mi adiós postrero, les doy con toda mi alma mi bendición…( “Adiós muchachos”)El intérprete de tangos Carlos Márquez murió esta mañana a los 73 años. Después de lidiar con una tenaz y grave enfermedad, dejó de existir en una clínica de San Salvador de Jujuy, donde estaba internado desde el lunes pasado.
Nacido en Tafí Viejo, Tucumán, el cantante se instaló en Palpalá hace más de cuatro décadas, en busca del “sueño del acero” que en torno a los Altos Hornos Zapla, hizo de Palpalá un lugar para trabajar y vivir con dignidad. Ahí, entre el trabajo en la fábrica y una peña llamada El Fogón, fue convirtiéndose en el locutor y “cantor del pueblo” y sin duda en uno de los personajes más populares de la ciudad.
Su verdadero nombre fue José Adán Vázquez, pero antes de venir a Jujuy, cuando ya cantaba tangos y soñaba con una carrera artística, alguien le dijo en Tucumán que tenía que buscarse un seudónimo con más “gancho” tanguero.
Así fue que primero se presentó como Juan Carlos Márquez y después como Carlos Márquez.
Grabó cinco placas y llevaba con mucho éxito un ciclo por Radio Universidad de Jujuy: “Atardecer de Tango”, donde hacía todo un despliegue de la bohemia tanguera cuando la noche caía sobre la ciudad. El espacio fue también una oportunidad para hacer docencia sobre los autores e intérpretes, que Márquez manejaba con una solvencia asombrosa.
Su presencia, durante varias décadas, fue constante en las peñas y boliches de Jujuy, pero también se proyectó hacia otras provincias. Una de sus últimas actuaciones fue en el Ciclo “Viernes de Café” de la Municipalidad de Palpalá, en diciembre pasado, y en una peña de la capital jujeña. Ni siquiera el sufrimiento por la penosa enfermedad que lo aquejaba, pudo mellar su enérgica y vibrante forma de sentir y hacer el tango.
Márquez cuidó con incansable y extraordinario amor el fuego sagrado de la canción ciudadana, la hizo apreciar y querer en todos los ámbitos en los que pudo y por eso, con justicia, hoy todos aquellos que en Jujuy luchan por la supervivencia de la música argentina por antonomasia, lo lloran con sincero dolor.
(Fuente: El Libertario)